miércoles, 31 de diciembre de 2008

Ruta por Hoyamoros, fracaso rotundo

En esta vispera de nochevieja me levanté ten feliz, cogí a flecha y la subí al coche. Con la ilusión d ehacerme dos puertos, Hoyamoros y la Muela.

ILUSO, llevo toda la semana medio griposo, y como en vez de quedarme en la camita me dedico a seguir currando y pasando frío en la sala de tiro con arco... pues que no está uno como para muchos trotes. Ya me ha costado levantarme de la cama, pero al final hice acopio de fuerzas y P´allá que fuí.

la covatilla

Ya desde el coche se veía un día un tanto feo, pero lejos de arredrarme llego a Candelario y subo hacia la dehesa, el paisje del bosque es invernal total.

candelario

Apenas me da tiempo de sacar un par de fotos al lugar que me parece tiene un encanto especial...

Photobucket

No se refleja desde el coche todo el hechizo, pero vale como muestra, no?

Hace mucho que no vengo por aquí, lo que hace la etapa un tanto especial y ganas de coronar los puertos.

Preparo la bici, aunque con un poco de frío el día no esta del todo mal.

entrada dehesa

Pero la sorpresa viene nada más pasar la portera, un barrizal de tres pares de pelotas. No es el barro para hacer ceniceros de esta zona, pero parece que alguien ha echado bunitex




Bunitex

Entre la debilidad general, las duras rampas del inicio de este puerto... "implosible" que diría un albañil conocido mío.

camino embarrado

Pero como buen Nisio no hago caso de los sintomas que me indicaban haberme quedado en casa y paso la primera portera. Aprovecho que no puedo con mi alma para parar de vez en cuando y hacer alguna foto, recreandome un poco a la hora de seleccionar la iluminación correcta. Estos son los resultados.

Barro en la cubierta

le vaques

vista arbol

piedro

Photobucket

Esta otra instantánea recoge el momento en que alcanzo la velocidad máxima del trazado.
menuda velocidad

teniendo en cuenta que estoy en uno de los tramos llanos, sin palabras.
poco despues de esta foto comienza a llover, por ahí si que ya no paso, es nochevieja y si empeoro me quedo sin copitas.
Doy media vuelta, pensaba que iba a ser un descenso facil, una leche. Ademas de tener que dar pedales el barro que antes me obstruía los tacos de las cubiertas hacen ahora la bici ingobernable, por lo que el répido descenso se convierte en un descenso técnico.

Llego finalmente al coche, y completamente agotado, con la nariz como si tubiera fuego dentro miro hacia arriba y exclamo "hasta la proxima, amigo" hoy no pudo ser.

Llegada a la dehesa

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